viernes, 29 de junio de 2012

Y Don Tancredo...cumple 150 años!!


Antes de acabar el siglo XIX, apareció en la escena taurina un nuevo espectáculo llamado: «Don Tancredo el rey del valor, sugestionador de toros», y así se anunciaba en la plaza de toros. Este 29 de junio se cumplen 150 años del nacimiento de don Tancredo López, el inventor de una peculiar suerte taurina, a la que dio su nombre, que ha llegado hasta la Real Academia. 


Se anunciaba como “El Rey del Valor, sugestionador de toros”. Se presentó en Madrid, en el coso de la calle de Alcalá, el 30 de diciembre de 1900, con el toro llamado “Espantavivos” (¡nada menos!). de la ganadería de Trespalacios. Repitió la hazaña, para abrir el siglo, el 1 de enero de 1901, con un toro de Miura...

 El arte de "sugestionar".
 

Este acto de sugestionar consistía en colocarse en el centro del redondel de pie sobre un pedestal de madera, hueco en su interior, de unos cincuenta centímetros de altura, vistiendo un traje blanco imitando a una estatua, y en tal postura, y con los brazos cruzados, daban orden de soltar al toro y esperar inmóvil la salida de la res.


Ni un solo peón debía estar en el redondel ni en punto alguno del callejón que pueda torcer la inclinación o viaje que tome el toro una vez fuera del chiquero, lo que contribuía al mayor efecto en los espectadores, y más cuando la res se dirigía con rapidez hacía la fingida estatua. Después del experimento y para demostrar al público que era un toro bravo, la res se toreaba en lidia ordinaria.


En seguida se convirtió en un héroe popular, al que dedicaban coplas: 

“Don Tancredo, Don Tancredo, 
/ que en su vida tuvo miedo. 
/ ¡Don Tancredo es un barbián! 
/ ¡Hay que ver a Don Tancredo 
/ subido en su pedestal!”

 
Los Imitadores


Sufrió varios percances y el ministro La Cierva llegó a prohibir su actuación. Imitaron muchos su alarde de valor; entre otros, su mujer, María Alcaraz, que se anunció como “Doña Tancreda”. Algunos, lo adornaron con variaciones. La más curiosa, quizá, la de “El Tío Carrasquiña”, que aguardaba al toro, tumbado, cubierto por completo de follaje: el animal lo husmeaba y, cuando se disponia a dar un bocado, veía, asombrado, cómo ese montón de hojas echaba a correr hasta la barrera... 

Una Fuente de inspiración.



La figura de Don Tancredo ha inspirado a pintores (Picasso), novelistas (Baroja), actores (Fernando Fernán Gómez)... Pocos temas taurinos han atraído tanto a los poetas y ensayistas. Curiosamente, lo suelen interpretar en dos claves opuestas. Para unos, es un pasota, lo contrario del hombre que se compromete y arriesga (últimamente, Zapatero y otro dirigentes políticos, han sido calificados de “Don Tancredo”). Para otros, en cambio, es un ejemplo de estoicismo, de mantener la serenidad, en las situaciones más difíciles.
Le dedica, por ejemplo, una “letrilla desangelada” Luis López Anglada: “Fantasmón de cal y arena... /Blanco sin pena ni gloria / que no dejó más memoria / de sí que una estatua al miedo, / Don Tancredo”.

Más positivamente lo ve, por ejemplo, Octavio Paz; en una atmósfera de pesadilla, se identifica con el toro, que no logra cornear a la estatua inmóvil: “Don Tancredo se yergue en el centro, relámpago de yeso...”



Cuando murió Tancredo López, un humorista dijo que se trataba de un caso insólito: era el primer albañil que había ganado dinero, estando parado... Para bien o para mal, un símbolo de nuestra raza. 

150 años después, aprovechamos para refrescaar la memoria y recordar a este personaje tan peculiar, típico de la España de aquella época.




2 comentarios:

  1. Buen reportaje sobre tal personaje. En realidad es una cuestión de sangre fría. Si no se mueve, el toro no lo ve como amenaza y ni lo toca. Pero a poco que lo toque, lo tira y entonces la cosa se pone fea. Tenía valor sin duda. Y daba espectáculo, menos sangriento que el de la corrida con picadores y banderilleros que masacran al toro para que pueda ser toreado.

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  2. La sangre fría reside en no sentir miedo porque los animales lo "huelen" y reaccionan atacando, ya que se contagia; por tanto, una "estatua" ha de ser precisamente esto.

    Respecto al comentario anterior, su autor no debe haber leído que después de la función de Don Tancredo el toro era lidiado como todos para demostrar que no había trampa, conque en realidad no se trataba de un espectáculo como él dice, "menos sangriento", pues era un complemento del mismo.

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