lunes, 2 de julio de 2012

EL EXTRANJERO

Tras la encuesta CEO, de facto me he convertido en un extranjero. Un guir de los que pululan por Barcelona. Un emigrante mas o menos legal. Un moro, dados mis origenes granadinos.
Pero este nuevo status, lejos de desagradarme, me gusta. El extranjero considerado casi como un psicopata por Albert Camus y otros extructuralistas. Algo de cierto hay como atestiguan las carceles llenas de personal foraneo. Sin familia, ni arraigo, las fronteras entre el bien y el mal se diluyen en la mente de la gente deshubicada.
Pero en mi caso, aunque de moral confusa, mi caracter pacífico me libra de hacer mal a sabiendas a mis semejantes.
La situación de extranjero te da libertad. No tienes que implicarte en las cuitas, necesariamente absurdas de los nativos. Puedes mirarlo todo con distancia, como turista accidental. Centrarte en lo que realmente importa, mas alla de atávicos sentimientos nacionalistas de uno u otro signo que suelen ser usados por los politicos para manipularlos, generalmente en su contra.
¿Que sentidco tiene crear fronteras? Cuando esta visto que no hay solidaridad ni entre vecinos mas próximos. El nacionalismo es usado siempre para enfrentarlo a otro nacionalismo y si es posible aniquilarlo y robarlo. Así ha sido durante toda la historia de la humanidad.

2 comentarios:

  1. Deja de decir tonterías.
    No eres un emigrante sino un inmigrante al haber venido a Cataluña desde Granada.
    Si hablases desde Andalucía serías un emigrante, pero desde aquí no.

    Te he intentado explicar la diferencia muchas veces sin resultado, igual que tu sempiterna coletilla de "cal", palabra catalana que significa "es necesario". No das pie con bola, querido amigo.

    ¿Te consideras extranjero en Cataluña? Normal, tú serías extranjero hasta en tu Granada natal porque no te ubicas en ninguna parte.
    Odias ser de algún lado, el que sea, precisamente, porque no quieres posicionarte. La mínima responsabilidad te repele y por ello prefieres mariposear sin ser responsable de nada.

    Triste.

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  2. El nacionalismo quiere convertir a las personas en una especie de plantas ligadas al terreno. Quiere convertir algo que es puro azar, el lugar donde se nace, en algo esencial para el individuo.

    Por supuesto que tú, al no ser oriundo de esa zona, puedes ver con más distancia cuantas memeces hacen los lugareños con sus hábitos y costumbres y más cuando las elevan a nivel de algo esencial.

    Porque el nacionalismo trata de afincarse elevando las tradiciones, reales o inventadas, a nivel sagrado. Y ya decía alguien que las tradiciones son la cultura de los necios.

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