Anasagasti revela en su columna la razón de la profunda descriminación de la mujer en relación a la sucesión en el trono del reino de España. Todo ello viene en relación a las declarciones de Cayo Lara sobre la idoniedad o no de un sistema basado en la herencia de sangre. ¿Que pasaría si el heredero o heredera fuera tonto?
Parece que la Infanta Elena no estaba considerada como una persona capacitada para llevar la corona de España y le hicieron la cama, con un a ley injusta y descriminatoria ya en 1978.
Pero al albur de lo que está pasando, alguien duda de quien es la persona mas inteligente de esa familia. La infanta Elena no se mezclado en ningún negocio turbio como su hermana, tampoco se dedica a la caza mayor ni menor, ni ha dejado novietas desdichadas por ahí como su hermano, para al final casarse con la menos adecuada (Jaime Peñafiel dixit). Y tampoco parece un dechado de simpatia y elocuencia. Confiamos mas en el buen juicio de Letizia que en el de Felipe.
O sea, que no nos dejan votar a nuestro Jefe del Estado, pero es que tampoco cumplen la ley de la sangre. Felipe en su dia será un ursupador.
La Ley Sálica no se ha derogado por la Infanta Elena sino por la herencia del apellido.
ResponderEliminarUna mujer Borbón no lo transmite a no ser que le le cambie al heredero y como Franco lo hizo con su nieto, tal vez no hayan querido por aquello de poner distancia de por medio.
Al fin y al cabo, no puede decirse que Don Juan Carlos sea muy inteligente. Listo sí, pero para sus cosas, sus negocios y asuntos de faldas y la prueba está en que ahora se ha pegado la gran trompada.
Si no recuerdo mal, Doña Pilar es mayor que Don Juan Carlos y también fue apartada, a pesar de ser de armas tomar, sin un atisbo de bobería.
Don Felipe sólo tiene hijas y tampoco se ha derogado la Ley Sálica, ¿esperan que llegue un varón?...
Lo que es evidente es que la Constitución resulta papel mojado si ni la misma Corona la acata.
Es interesante el tema, ante el que casi todos se hacen el tonto. Aplican la ley Sálica de los Borbones que da prioridad al varón frente a la hembra en la Constitución.
ResponderEliminarPero esa misma ley de costumbre monárquica exigía que el heredero se casara con una princesa. O sea, exigía una boda de Estado. Si un futuro Rey de España se casa con una princesa sueca, danesa, inglesa, etc, es evidente que se establecen unos lazos supranacionales al margen de la cochina política diaria.
Pero no. El heredero se encapricha de una plebeya y además nacional (porque de ser extranjera, aunque no fuera princesa, si es bien elegida, podría ser igual de beneficioso como política supranacional).
Y resulta que en virtud de la tradición, la Princesa Elena se queda sin trono y el que es heredero, se pasa la tradición por la bragueta.
En fin, esto es España. Y de Rey a paje, casi todo es un desastre.
Lo que más gracia hace que el PSOE hasta creó un Ministerio de Igualdad entre hombres y mujeres y el heredero al trono lo es porque es macho en vez de hembra. Todo es una patraña.
[Y resulta que en virtud de la tradición, la Princesa Elena se queda sin trono y el que es heredero, se pasa la tradición por la bragueta.]
ResponderEliminarAquí la tradición es como un kleenex, se usa a conveniencia y se tira.
En Dinamarca, el príncipe Joan Friso -ese que desgraciadamente está en coma por haber esquiado fuera de las pistas-, casó con una plebeya, pero tuvo que renunciar a sus derechos al trono.
De todas maneras, hoy día ya no hay candidatas suficientes para establecer unos lazos de esos que, al fin y al cabo, ya no tienen razón de ser en la vida moderna.
Pero por ello mismo, nuestra Monarquía debería elegir y atenerse a la Carta Magna si no es capaz de seguir la tradición; porque que el heredero se haya casado con una plebeya, divorciada y encima repúblicana, tiene narices.
O se está por la labor o a tomar viento.
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