Se cumple los 100 días de gobierno de Artur Mas, y no puedo por menos que empezar fuerte con las críticas.
Que duda cabe que el político se mueve siempre entre la vida y la muerte de sus gobernados. Cualquier medida supone un gran problema para alguien, y algunas de ellas directa o indirectamente puede causar la muerte de alguna persona. Pero suprimir camas hospitalarias, cerrar quirofanos y despedir personal médico es la pena de muerte para muchos enfermos. Es inaceptable las medidas de ahorro de la Generalitat, máxime si siguen las embajadas catalanas abiertas. Las televisiones autonómicas en marcha. Los coches oficiales en servicio. Y lo peor de todo los maxisalarios del President y altos cargos por la nubes.
Tal vez incluso sería preferible cerrar la autonomía antes que los hospitales, pues está visto que esto no funciona.
Sabia propuesta la tuya: cerrar el grifo autonómico antes que el hospitalario.
ResponderEliminarMas piensa que los enfermos se curan solos o se mueren. Pasan. Pero la grandeza del nacionalismo perdura. Así como las fortunas que hacen los que trincan del nacionalismo.
O sea, que más gasto en pseudoembajadas, en televisiones pública, en coches oficiales, en inmersiones lingüísticas y en corrupciones.
¿Y qué se podía esperar de semejante personaje -que no persona-?
ResponderEliminarSu historia está jalonada de ilegalidades sin fin, choriceos y sinvergozonerías sin cuento.
Le ha costado siete años llegar a mangonear personalmente desde el poder, y ya se ve que le tenía ganas.