sábado, 23 de julio de 2011

El último torero


Esta tarde, no a las cinco, sino a las seis, reaparece José Tomás tras su grave cojida el pasado año en una plaza mejicana.
Oficiará en la plaza de toros de Valencia. Y digo oficiará porque José Tomás entiende el toreo no como un espectaculo o una carnicería, sino como una religión antigua de la que él es el último sacerdote. Una danza a vida o muerte, entre la bestia y la "bestia", de resultado incierto.
Los detractores de la fiesta nacional, deberían de hacer un parentesis para este torero salido de un tiempo acrónico, donde hombre y naturaleza, humano y bestia eran dificiles de diferenciar.
No hemos avanzado tanto como os creeis, véase Oslo.
Se puede seguir la retransmisión de esta histórica corrida por Punto Radio.

3 comentarios:

  1. Literariamente queda muy bonito, Hemingway también hizo literatura de este asunto, y reconozco que muy buena, he leído varios de sus relatos sobre el submundo de los toreros, aunque él se trato con la élite, Ordoñez, Dominguín, etc., pero una cosa no quito la otra, aparte de la fascinación que pueda ejercer en algunas personas, más o menos primarias o insensibles, a los demás nos parece una brutal salvajada y una rémora del pasado, algo indigno de nuestros días, por más que usted se invente una extraña excusa con lo de Oslo.
    Buen fin de semana, señores!

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  2. No le veo la gracia ni el arte.
    Antiguamente también se consideraba artista al que arrancaba la piel a un reo en dos piezas perfectas, la delantera -cara incluida- y la trasera. Vivo, por supuesto.
    Y al empalador que conseguía que la estaca saliése por la boca.

    Yo prefiero pintar con acuarelas...

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  3. He tenido muchas discusiones sobre esto y sigo pensando que los taurinos no tienen un solo argumento sólido.
    Buen sabadete!

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