Así se títula la mas famosa novela noruega, obra del mas famoso de sus escritores Knut Hamsun, premio nobel y colaboracionista nazi. Recuerdo haber leido esta novela de la mejor forma posible, subido en un árbol, cual barón rampante.
Es de suponer que será libro de obligada lectura en las escuelas noruegas e inspiración para el genocida de Oslo, Anders Behring, desde ayer entre de los criminales mas feroces de la historia, en un crimen díficil de comprender, pero no imposible.
Seducido por las bucólicas páginas de esa novela, este sujeto se dedicaría a agricultura solo para darse cuenta que la vida en el campo no es como la pintan. Si no muy dura y solitaria, sobre todo si dependes casi al 100x100 de las subenciones del gobierno como no puede ser de otra forma en un clima como el noruego. Donde producir una patata debe ser mas caro que traerla desde Australia. Pero el gobierno prefiere gastarse el dinero en moros y negros, debería de pensar su mente racista.
De ahí a planear un genocidio de todo los socialdemocratas derrochadores del dinero del petróleo, solo hay un paso. Así de sencillo.
Un grave fracaso para el multiculturalismo y la solidaridad internacional. Un nuevo crimén producto de la maldición del petróleo. En fin no perdamos la fe en el ser humano, siempre habrá locos mas o menos letales.
Ni una novela ni una situación económica adversa justifican una masacre, ni tan siquiera una sola muerte.
ResponderEliminarLa vida debe ser otra cosa, digo yo.
El nacionalismo, producto del romanticismo, es una exaltación del amor a la tierra, la naturaleza, la idealización como dices de la vida agrícola como apuntas. Al final, produce monstruos. Los derechos del territorio, de la lengua o de la raza, se imponen a los del individuo. De ahí a empezar a matar sólo falta que la perversa ideología nacionalista alcance mentes dislocadas. En España lo tenemos con ETA, aunque hubo algún otro grupo.
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