Habíamos oído hablar del gen egoísta, es hora destapar al gen asesino.
Parece como si los jóvenes de medio mundo se hubieran vuelto locos, disturbios en Londres, toques de queda en Filadelfia, bandas latinas en sudamérica, revueltas juveniles en países árabes, España, Israel, Chile...etc.
Unos acontecimientos mas justificables que otros, pero todos tiene en común cierto grado de violencia. Se dirá que vivimos condiciones sociales extremas, sin embargo estamos en la cumbre de la historia del desarrollo, donde hace años que no hay una guerra generalizada. Y yo creo que ahí radica el malestar de la juventud. No ha podido desfogarse en ningún campo de batalla.
Sin duda nuestro cerebro y nuestra razón aman la paz y rechazan la violencia, desgraciadamente nuestro condicionamiento genético va por libre.
Como decía Conan en aquella película...aplastar enemigos, reventar cráneos, violar a sus mujeres...
El concepto violación como arma de guerra no es baladí, es la clave, esparcir los genes de la tribu agresora. Espacio vital lo llamaba Hitler.
Inglaterra está enferma dicen el primer ministro Cameron. No está enferma es que somos así. Sobre todos los ingleses, una tribu especialmente violenta que conquisto un imperio. Exterminando indígenas en Norteamérica, y sometiendo miles de tribus en todo el mundo. No teniendo reparo en lanzar las dos bombas atómicas.
A la violencia innata de los humanos hay que darle una salida civilizada, en general se consigue con la alta cultura...cada vez mas escasa....Con el trabajo, una rareza para la juventud. Pero sobre todo con el deporte, desgraciadamente no se promueve el deporte entre todos, cada vez es mas un lujo y una actividad de excéntricos. El Internet y las videoconsolas están acabando con esa saludables prácticas. No es casual que los nuevos vándalos se coordinen por las redes sociales.
No perdamos el carácter maléfico del ser humano, o se repetirán los sucesos de Londres.
Curiosamente este problema lo tenían resuelto todas las civilizaciones antiguas, ya que no faltaba el trabajo y los jóvenes ociosos eran alistados en las legiones casi obligatoriamente. Algunos llegaban a costumbres extrañas como los aztecas que organizaban guerras deportivas, donde se mataban unos a otros por diversión.
Oiga pues eso de que se maten unos a otros por diversión, tiene su aquel. Por cierto vaya chochi que tiene el Conan a sus pies, así cualquiera se hace bárbaro. Un pequeño detalle los Ingleses no tiraron las dos bombas nucleares, fueron sus primos yankis.
ResponderEliminarEn cuanto se forma un masa de gente, se puede desatar la furia, bien en forma de diversión, como en las fiestas populares o en forma de violencia, como los saqueos de Londres.
ResponderEliminarLas masas se forman, actúan (más o menos manipuladas) y se diluyen. Y hasta la próxima masa.
Ya veo que le coges el tranquillo a Twitter.
¿El deporte? ¡Ja!
ResponderEliminarCuando fui delegada de deportes tuve un trabajo bestial para controlar la mala educación, la agresividad y los insultos.
¿De los niños? ¡No!, de sus padres.
Era bochornoso ver a los progenitores gritar en el campo, insultándo al equipo contrario. Además, cada padre era "el entrenador", berreando instrucciones a su hijo.
A mí me llevaban los demonios porque rompían la estratégia preparada.
Sólo me faltó una entrenadora burra como ella sola que, al término de un partido preguntó a los niños si algún padre llevaba un martillo en el coche para romper las lunas de los del equipo contrario.
A esta la despaché sin contemplaciones después de esto.
En el Área de Deportes del ayuntamiento (L'H) se negarón a aceptarlo pero me mantuve firme, no quería a esa chica pervirtiendo a los niños.
Al responsable con el que discutía se le cortarón en seco las risotadas cuando le recordé que yo publicaba una revista informativa "y sé escribir muy bien...".
Aceptaron. Pero se negarón a proporcionarme otro entrenador, argumentando que no había ninguno libre (estábamos a final de temporada)
Ningún problema, saco recursos hasta de debajo de las piedras. Hablé con el profesor de kárate y aceptó entrenar a los chicos para salvar la temporada. Fue perfecto, ganamos varias copas.
Para la siguiente, hice un curso de entrenadora y fuera problemas.
La TV de Hospitalet me hizo una entrevista a pie de campo, preguntándome qué les decía yo a los chicos, qué esperaba de ellos.
Respondí que han de ver el deporte como una competición sana, una manera de descargar energías y pasarlo bien, pero de ningún modo mostrando agresividad, que esto está fuera de lugar, puesto que no es ninguna guerra.
Conseguí salvar a "mis chicos" porque no tiré la toalla y este es el problema que hay, que nadie se preocupa de los niños y jóvenes. Ahí van solos, vagando, sin que nadie les eneñe valores y respeto.
Incendiar edificios con gente dentro, gente humilde, y saquear comercios de trabajadores, no es la mejor manera de protestar contra los poderosos. Sólo son vándalos y asesinos.