En agosto los humanos de este lado del hemisferio desafiamos a las leyes de la termodinámica. En vez de mas actividad por el calor, un parón brutal, como si nuestras moléculas alcanzarán el cero absoluto.
La política, la económica, la cultura. Todo entra en un letargo sine die. Como si el tiempo se dutuviese.
Son las vacaciones, las necesarias vacaciones para que la ni gente, ni la sociedad se sobretense y padezcan un colapso, una embolia de sus disparatados circuitos. Millones de personas se lanzarán en busca de un merecido solaz y descanso. La desconexión con el mundo real, quizas sea al reves. En busca del nirvana absoluto.
Por lo menos así eran antes, porque hoy en día muchos insensatos se lanzan a viajes y aventuras agotadoras sin sentido, a mas que peligrosas. Es otra manera de desconexión, si logran volver, la alegría de sobrevivir, les da fuerzas para encarar otros 11 meses de vida zombie. De enterrados vivos entre cuatro paredes, ya sea en una oficina o en una fábrica. El trabajo tal como se desarrolla en esta era industrial y postindustrial es antinatural. Peor que la vida del esclavo antiguo, que si mas no, tenía la ocasión de vivir la vida de su amo. Ahora ni vive el amo, ni el siervo. Todos condenados a supuesto progreso aberrante.
Esperemos que este agosto dure eternamente, dejamos un país. un mundo convulso hasta la estulticia. La ruina económica mundial, el desprestigio de la política, el desastre ecólogico, todo indica que vamos hacia el final de los tiempos, con suerte. Si no hacía una guerra mundial de exterminio de los pueblos. El terrorista noruego, lejos de ser un lobo solitario, parece que tiene muchos semblantes en el mundo. Un verdadero sintoma de que lejos de una humanidad unida por la globalización, nos acercamos al exterminio de todos contra todos.
Ya nadie duda que la humanidad está en peligro y que debería de establecerse un reservorio de ADN en algúna parte del planeta. En Australia, en Madagascar o algún lugar así, una zona perfectamente neutral y prohibida a los contendientes.
Pues las novelas históricas afirman que siempre ha sido igual.
ResponderEliminarNo sabes la de años que hace que se dice que vamos hacia el fin. Ya lo decían en su tiempo los sabios griegos.
Así que no te alarmes, que es lo normal.
Pienso que una cosa es que la existencia sea absurda y otra negar la idea de progreso dentro de las limitaciones del defectuoso ser humano.
ResponderEliminarComo apunta Leona, los tiempos antiguos eran una carnicería permanente por guerras de todo tipo y el hombre vivía en el puro reino de la necesidad. Poco a poco, la tecnología nos va sacando de esa miseria.
La prueba del "éxito" es que hace un siglo eramos mil millones de personas y ahora somos siete mil millones. Otra cosa es que sea demasiado. Pensemos que hoy sólo en China hay más gente que había en todo el mundo hace cien años. Puede que nos hayamos convertido en plaga. Por lo menos los chinos, je, je.