jueves, 26 de julio de 2012

España, al nivel de posguerra.

La miseria alcanza ya al 26,4 por ciento de los españoles, aunque en comunidades como Andalucía, Extremadura y Canarias la tasa supera el 30 por ciento, según un estudio de la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal, AGETT: http://www.agett.com/boletines/notas/NP_AML%20Jul12.pdf

Somos el sexto país del mundo en el índice de miseria, tan sólo superado por países como Venezuela. Macedonia, Irán o Sudáfrica, según el ranking 2011 elaborado por la prestigiosa revista The Economist (http://www.economist.com/blogs/graphicdetail/2012/01/daily-chart-0), correspondiente a 92 países del mundo. Este índice relaciona la inflación y la tasa de paro. Ambas tasas son dos indicadores comúnmente utilizados para evaluar la salud económica de un país, y el índice de miseria mide de manera muy aproximada la calidad de vida existente. El mercado laboral español es bulímico, crea y destruye empleos de manera feroz, y ese problema estructural es habitual en países tercermundistas.

Tan sólo Macedonia y Sudáfrica superan en número de desempleados a España con una tasa de paro del 32,2% y 24,4%, respectivamente.

2 comentarios:

  1. Pero la economía sumergida no para de crecer. Anda ya por el 23% del PIB. O sea, más o menos como la tasa de paro.

    Cuanto más impuestos, más eocnomía sumergida y más contrabando. Ya lo descubrió Laffer hace muchos años.

    Así que suben impuestos al que no puede evitar pagarlos y cada vez más se salen de la economía abierta. O sea, disminuye el número de los que pagan impuestos. Y como son menos, hay que subirles más. Y así.

    La España autonómica ha sido un fracaso total, sin paliativos. Pero nada, a sostenerlas y no enmendarlas. A ver quien desaloja a miles de cargos políticos de la mamandurria.

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  2. Como dice Bucan, la economía sumergida no para de crecer y esto ha sido así siempre, cuando han habido dificultades económicas.

    Subir los impuestos es una burrada de tres pares porque provoca más pobreza. A los ricos no les afecta en absoluto, pero anorrea a quien tiene dificultades económicas y obliga a la gente a buscarse la vida como puede, con lo que el Estado pierde. Y mucho.

    Y si pierde el Estado, perdemos todos porque el Estado somos nosotros, no esa pandilla de chorizos.

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