miércoles, 15 de junio de 2011

Se veía venir

Hasta este humilde cronista desde la soledad de su casa y con poquisimo tiempo incluso para leer la prensa, sabía que pasaría algo gordo. Tal ha sido la batalla campal contra los diputados del parlament catalán.
Podríamos decir que el desprestigio de la clase política ha asumido un grado absoluto. Pero no lo diremos porque todo es preceptible de empeorar, como así será.
Ya hasta se da el caso en que no se destinguen entre políticos buenos o malos, como a sido en caso de nuestra compañera, Leona Catalana, increpada con saña e injustamente, no teniendo ni siquiera cargo público.
La política ha caido en el mayor de los descréditos posibles. Es un hecho que venían señalando las encuestas desde hace meses por no decir años. Sin embargo los políticos no se dan por aludidos, con la falsa ilusión de que la gente les sigue votando. ¿No se han parado a pensar que también eran votados, Saddan Hussein, Gadaffi, Assad y tantos y tantos dictadores, con resultados del 90 o 110 por ciento de aceptación. El sistema de las urnas era uno de los menos malos para la elección en democracia. Pero no el único.
La ciencia sociológica ha avanzado enormemente desde hace años, los políticos saben perfectamente lo que piensa y quiere el pueblo, sin embargo lo útilizan con el único afan de ganar elecciones y mantenerse en el poder, para manipular. No para dar al pueblo lo que pueblo quiere o necesita. Su comportamiento es como tantas veces se ha dicho, de casta. Mas atroz si cabe que la India o incluso que las aristocracias medievales, en tanto que no actuan por tradición o ignoracia, sino con manifiesta malignidad.
¿Que puede pasar a partir de ahora?
Bien vamos a ver un hecho insolito en la historia de la política, la dictadura demócratica. Los que hemos vivido bajo la dictadura franquista, nos resignamos. Ya no esperamos nada de la política ni del género humano. Son los jovenes los grandes perjudicados, se enfrentan a una vida de frustración y fracaso.

1 comentario:

  1. Al menos con el Franquismo, el desarrollo económico era una constante. Podíamos mejorar más o menos o estancarnos un tiempo, pero constante.

    Ahora vamos como los cangrejos hacia atrás. Y encima son milenta mil a trincar. Nunca tantos robaron tanto en Espanistan.

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