sábado, 19 de febrero de 2011

Arriba parias de la tierra

Las revoluciones en los países islámicos están siguiendo el esquema básico de la teoría marxista. El proletariado, o sea la prole de las familias pobres, sin recursos y muy numerosas se levantan contra el poder establecido.
Hasta ahí todo normal, pero ¿van a establecer ahora una dictadura del pueblo? No parece que esta sea su anhelo, por otro lado poco realista, dado que ni Túnez ni Egipto tienen tierras para repartir, ni petróleo para subsidiar. No tiene mas que le turismo que está huyendo de allí a marchas forzadas, junto a miles de tunecinos y probablemente egipcios.
Estas revoluciones tendrían que haber empezado en Iraq, que era el único país con potencial para un desarrollo industrial, pero la violencia, de Sadam primero, y de Bush después lo impidió. Y no parece que la actual situación sea mejor.
Las revoluciones son caras, y si no hay dinero, se cobran en vidas humanas. La única posibilidad triunfo es que se contagiaran al país que mas rico de la zona, Arabia Saudí, pero éstos todavía tienen suficiente dinero para acallar las voces de sus pobres, a mas de un aparato represivo temible. Un levantamiento allí es impensable.
Mención aparte merece Bahrein, minúsculo país que consta de dos etnias, recuerda un poco a Cataluña, donde la etnia dominante se reparte las cuantiosas ganancias petrolíferas mientras a los chiitas les dan por el culo. Algo completamente insjusto que solo puede acabar malament.

3 comentarios:

  1. Las teorías marxistas son dictaduras, las mires por delante o por detrás, por arriba o por abajo, del derecho y del revés.
    Dime un sólo gobierno de esta lacra que tenga resultados satisfactorios. No encontrarás ni uno.

    Usan al proletariado -como ellos los llaman- para acceder al poder y vivir a cuerpo de rey a costa de los que creen en ellos.

    Estas "revoluciones" no han surgido espontáneamente, están diseñadas cuidadosamente por los de siempre, los que desde la sombra deciden cuando y como ha de haber conflictos y guerras para ser cada día más ricos y poderosos.

    La paz no interesa a los poderosos, se arruinarían porque su fortuna y poder emana del sufrimiento de la Humanidad, de los colosales negocios que el dolor y la desgracia propician.

    El jesuita Vicente Ferrer, él solo, con su familia y colaboradores, sin subvenciones ni rollos, fue capaz de lo que ningún gobierno. Entonces, ¿por qué los poderosos, con muchísimos más medios, no erradican el hambre y la pobreza y acaban con las guerras? Porque todo esto lo fomentan ellos.

    ResponderEliminar
  2. Pues Egipto, Tunez, Libia y Argelia son regímenes del orden socialista, crecidos al ampara de la URSS. De hecho, tenía bases navales en ellos. Caida la URSS, se van desplomando poco a poco los regímenes satélites.

    O sea, que parece que ya hicieron su revolución marxista. Esperemos que ahora no hagan la revolución islamista.

    ResponderEliminar
  3. Así es, a Arabia Saudí es muy difícil que llegue la revolución, pero algún exaltado igual consigue ponerle una bomba al rolls royce de algún jeque, aunque sólo se lleve un susto como cuando se la pusieron a Aznar.

    ¡Güenas y felices noches, redacción!

    ResponderEliminar

Gracias por vuestros comentarios, en breve serán públicados.