lunes, 7 de marzo de 2011

Racionar la gasolina

Lo que fue una ocurrencia, como las del gobierno, a la hora de comentar un post del prestigioso bloguero Bucan. Bien pensado es la mejor solución para el déficit crónico que padece España respecto al aprovisionamiento de petróleo.
No mas déficits en las balanzas de pago.
Aquí se derrocha gasolina de forma estúpida. Una vez cubiertas las necesidades básicas de combustible para centrales eléctricas, industrias, calefacción y transporte de servicios públicos. Camiones, barcos, aviones...etc. Todavía tenemos que importar la mitad más para el consumo privado de coches y "amotos". Para que los señoritos se paseen. Que no digan que es para ir al trabajo, que para eso está el trasporte público. Es que es muy bonito levantarse tarde y coger el coche conduciendo como un loco para atascar la ciudad y contaminarnos a todos. A la par que se arruinan España, el clima y se contribuye al sometimiento de millones de personas por dictaduras feroces.¡Conductor que sepa usted que es un criminal!
Se comprará la gasolina que el país se pueda permitir, y a cada propietario de un coche se le dara unos vales con los que podrá comprar la gasolina. Con la salvedad que si no la necesita los podra vender o regalar a su gusto. Con lo que conseguiremos que la gente pueda sacarse un sobresueldo a costa de los adictos a la gasofa y fomentaremos la venta de coches, pues todo el mundo querra tener esos vales que son dinero contante y sonante.

4 comentarios:

  1. Claro, claro, la cartilla de racionamiento de Franco...

    Hay que ver, me he desgañitado diciendo que estos son descendientes del franquismo y ni caso, hasta que llegas tú y lo pones negro sobre blanco, como si hubiéses hecho un gran descubrimiento. Ainsss...

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  2. Bueno, no es tan descabellado. Podría ser un derecho de consumo de tantos litros por persona y año. Y el que no quiera usarlos, se lo vende a otros esos derechos que sí quieren.

    Tendría más lógica que el rollo que se traen con el comercio del CO2 entre países que funciona más o menos igual: cada país tiene un cupo de CO2 y el que se pasa emitiendo, tiene que comprar los derechos del que le sobran porque emite menos.

    O sea, cupos de gasolina y gasoil por países y cada país que distribuya per cápita lo que corresponde.



    Ya veo que te has hecho eco de mi gran fama, je, je.

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  3. "No soy nadie sin mi coche", este es el pensamiento de la mayoría de los españoles y foráneos. Hoy se ha publicado que ha aumentado la venta de coches de segunda mano a la vez que ha disminuido la de los bugas nuevecitos. Del "quiero y no puedo" al "puedo por cojones" Los emigrantes, muchos de ellos, van en coches que se caen a pedazos, entorpeciendo el tráfico, haciendo maniobras de película cómica, pero también se sienten orgullosos de ser dueños de un coche. ¡Gasolina para todos y que no se acabe nunca!

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  4. Ah, pues nada, nada, ya me estoy frotando las manos con el negocio que voy a hacer subastando mis cupones de gasolina y gasoil.

    Porque si yo no tengo coche ni camión ni furgoneta ni moto, pero según esta idea, hay que repartirlo así, no sé, pero me da a mí que el gasto iba a ser más gordo que el ahorro que se pretende.

    A ver, si sólo tendrían derecho quienes tuviesen un vehículo, ¿los que compren uno por primera vez, tendrían que hacer cola durante meses para poder sacarlo del concesionario?
    Lo de la cola de meses no es ninguna fantasía, aquí funcionamos así. Fui a renovar mi DNI y me presenté en la comisaría sin más, como toda la vida. Ah, pues no, si no tengo cita prevía ya puedo volverme a casa. Y tampoco me dieron cita ellos, sino una dirección web... Solicitada la cita para la real audiencia del Bananachistán, me la dieron para un mes después.

    Qué tiempos aquellos, en que llegabas, hacías el trámite y volvías cuatro días después a recoger la tarjetita plastificada. Al menos entonces tenías un resguardo con sellos oficiales, dejando claro que lo habías tramitado. Ahora no, ahora te pasas un mes con el DNI caducado y sin un mísero papel que te avale.

    Me reitero: tercermundistas.

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