Imaginese que usted es un demócrata árabe bajo la bota de la dictadura saudí, o de cualquier otro golfo emir del Golfo. O sencillamente un trabajador emigrante en estos países de la riqueza y la abundancia, recluido es sus ghetos correspondientes, sin poder aspirar mas que a trabajar mas de 12 horas díarias mientras le dure el contrato, sin derecho ni siquiera a romper el contrato, pues su pasaporte es retenido por el patrono.
Seguramente estaría muy cabreado contra sus tiranos, pero también contra las supuestas democracias occidentales, sobre todo contra la gran potencia. Que no solo no le apoya a usted, sino que colabora con sus amos mientras se aprovecha del petróleo y la riqueza de su propio país. De ningún modo puede aceptar el estilo de vida de estas hipócritas democracias, tampoco le sirve de consuelo que en los propios países "democraticos" la injusticia social es la norma.
A de buscar algo, y ese algo, solo puede ser el islam. La revolución islámica. ¿Lógico no? Pues recuerdalo si algún día Estados Unidos e Israel deciden bombardear Iran.
Así es, somos responsables de nuestras propias desgracias. Y si esto le parece preocupante. Piense en Chino e imagine que es un democrata chino...y ahora caguese en todos los malditos "narizotas"
Y lo que faltaba, Marruecos también se está convirtiendo en una "componenda" de democracia.
ResponderEliminarQue Alá les coja confesados a los verdadaderos demócratas marroquís.
Abrazos, redacción!
Me parece que lo que planteas es más complicado. En el Islam están los patas negra, que son los árabes-árabes, que son los Saudíes y luego están los de segunda, tercera, etc..., que son los islamistas tontos útiles y racialmente inferiores.
ResponderEliminarLos islamistas inmigrantes que van a trabajar a países del Golfo Pérsico son islamistas de segunda o de tercera, no son árabes-árabes.