La ley de toros abre la puerta a extender los "correbous" en Catalunya
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Estos municipios son Aldover, Alfara de Carles, Camarles, Deltebre, L'Aldea, L'Ampolla, Paüls, Roquetes, Tortosa (Els Reguers y Campredó), la Entidad Municipal Descentralizada de Jesús, Xerta, Alcanar, Amposta, Poblenou del Delta, La Galera, La Sénia, Mas de Barberans, Masdenverge, Sant Carles de la Ràpita, la EMD Els Muntells, Sant Jaume d'Enveja, Santa Bàrbara, Ulldecona, Arnes, Corbera d'Ebre y Horta de Sant Joan.
La normativa establece que "sólo se pueden autorizar" festejos taurinos en las localidades y las fechas en que tradicionalmente se han celebrado, pero abre la puerta a que poblaciones que habían perdido la tradición soliciten recuperar los festejos y a la ampliación del calendario de actos.
Para ello, los promotores sólo han de aportar "los informes o las manifestaciones de instituciones, entidades o personas conocedoras de la historia y las tradiciones locales en que se acredite fehacientemente la tradición de la fiesta" en los últimos 60 años.
El reglamento que debe concretar algunos puntos controvertidos de la ley, como el carácter "tradicional" y "excepcional" de los festejos, está previsto que se apruebe a finales de septiembre o principios de octubre, ha explicado a Efe el delegado del gobierno de la Generalitat en las Tierras del Ebro, Xavier Pallarès.
Por su parte, el concejal de CiU en Sant Carles de la Ràpita y presidente de la Agrupación de Peñas y Comisiones Taurinas de las Tierras del Ebro, Miquel Ferré, considera que la ley "reconoce una tradición", y critica a quienes denuncian que en los "correbous" los animales son maltratados "sin haberlos visto nunca".
Asegura, además, que no se producirá un "aluvión de peticiones" de ayuntamientos, ya que han de demostrar que se trata de un municipio con tradición taurina.
Un ejemplo es el núcleo de Campredó, que el pasado 25 de junio se convirtió en el primer pueblo que celebró actos con toros fuera de las fechas tradicionales al demostrar que en la década de los sesenta se hacían "correbous" coincidiendo con San Juan, explica Xavier Pallarès.
El delegado del Govern asegura que, por el momento, ésta es la única solicitud que han recibido, y que municipios que antiguamente habían celebrado "correbous", como Gandesa, Ascó o L'Ametlla de Mar, "no han mostrado interés en recuperar la tradición".
En su opinión, la legislación no solo blinda las fiestas de las Tierras del Ebro, sino que también "da seguridad a los ayuntamientos y peñas taurinas que organizan los "correbous" y recoge un manual de buenas prácticas", como la prohibición de la participación de menores de 14 años en el espectáculo o el uso de palos, pinchos o descargas eléctricas contra los animales.
Las multas por incumplimiento de la normativa oscilan entre los 50 y los 600 euros en caso de faltas leves, entre 601 y 60.000 euros para las graves; y entre 60.001 y 150.000 para las muy graves.
La Asociación Contra la Tortura y el Maltrato Animal (Actyma) ya ha interpuesto dos denuncias contra los organizadores y controladores de los "correbous" celebrados en Alcanar, donde "se permitió que un joven increpara a los toros durante varias tardes", y "se pinchó con un palo" a un toro de fuego o "bou embolat".
Por su parte, la portavoz de la entidad en defensa de los animales Pacma, Laura Duarte, considera que el blindaje de estos festejos es "una hipocresía política", y recuerda que Cataluña sí ha prohibido las corridas de toros.
"En ambos casos los animales son maltratados y sometidos a tortura", argumenta Duarte
La normativa establece que "sólo se pueden autorizar" festejos taurinos en las localidades y las fechas en que tradicionalmente se han celebrado, pero abre la puerta a que poblaciones que habían perdido la tradición soliciten recuperar los festejos y a la ampliación del calendario de actos.
Para ello, los promotores sólo han de aportar "los informes o las manifestaciones de instituciones, entidades o personas conocedoras de la historia y las tradiciones locales en que se acredite fehacientemente la tradición de la fiesta" en los últimos 60 años.
El reglamento que debe concretar algunos puntos controvertidos de la ley, como el carácter "tradicional" y "excepcional" de los festejos, está previsto que se apruebe a finales de septiembre o principios de octubre, ha explicado a Efe el delegado del gobierno de la Generalitat en las Tierras del Ebro, Xavier Pallarès.
Por su parte, el concejal de CiU en Sant Carles de la Ràpita y presidente de la Agrupación de Peñas y Comisiones Taurinas de las Tierras del Ebro, Miquel Ferré, considera que la ley "reconoce una tradición", y critica a quienes denuncian que en los "correbous" los animales son maltratados "sin haberlos visto nunca".
Asegura, además, que no se producirá un "aluvión de peticiones" de ayuntamientos, ya que han de demostrar que se trata de un municipio con tradición taurina.
Un ejemplo es el núcleo de Campredó, que el pasado 25 de junio se convirtió en el primer pueblo que celebró actos con toros fuera de las fechas tradicionales al demostrar que en la década de los sesenta se hacían "correbous" coincidiendo con San Juan, explica Xavier Pallarès.
El delegado del Govern asegura que, por el momento, ésta es la única solicitud que han recibido, y que municipios que antiguamente habían celebrado "correbous", como Gandesa, Ascó o L'Ametlla de Mar, "no han mostrado interés en recuperar la tradición".
En su opinión, la legislación no solo blinda las fiestas de las Tierras del Ebro, sino que también "da seguridad a los ayuntamientos y peñas taurinas que organizan los "correbous" y recoge un manual de buenas prácticas", como la prohibición de la participación de menores de 14 años en el espectáculo o el uso de palos, pinchos o descargas eléctricas contra los animales.
Las multas por incumplimiento de la normativa oscilan entre los 50 y los 600 euros en caso de faltas leves, entre 601 y 60.000 euros para las graves; y entre 60.001 y 150.000 para las muy graves.
La Asociación Contra la Tortura y el Maltrato Animal (Actyma) ya ha interpuesto dos denuncias contra los organizadores y controladores de los "correbous" celebrados en Alcanar, donde "se permitió que un joven increpara a los toros durante varias tardes", y "se pinchó con un palo" a un toro de fuego o "bou embolat".
Por su parte, la portavoz de la entidad en defensa de los animales Pacma, Laura Duarte, considera que el blindaje de estos festejos es "una hipocresía política", y recuerda que Cataluña sí ha prohibido las corridas de toros.
"En ambos casos los animales son maltratados y sometidos a tortura", argumenta Duarte
Los autores de estas leyes que permiten estas barbaries de fiestas, deberían colocarse ellos en sus cuernos las bolas de fuego para comprobar si de verdad sufren o no los toros, que atajo de hipócritas e indeseables que nos legislan.
ResponderEliminarPuro salvajismo. Es impropio de seres civilizados divertirse con el sufrimiento de un animal.
ResponderEliminarMe temo que queda un largo recorrido hasta que el paisaje de Espanistán se civilize de verdad.
Quien goza con el sufrimiento de un ser vivo no es muy normal, no.
ResponderEliminarLa abolición de la tauromaquía ha sido una hipocresía muy grande, evidente desde el primer momento, la eliminación de una práctica nacional para imponer otra local, en el tan manido paletismo de ciertos catalanes.
Los animales sufren tanto en una como en otra y deben ser abolidas todas.
Los políticos no consiguen terminar con la "fiesta" por el mogollón de intereses creados, pero hay que reconocer que ella va desapareciendo poco a poco. La mentalidad de la sociedad ha variado mucho desde que este espectáculo atroz despertaba pasiones en todos los rincones de la "piel de toro". Los niños "jugaban al toro" por las calles, los cafés estaban infestados de fotos de toreros y tertulias taurinas, el ideal de muchos jóvenes "hambrientos" era ser toreros para quitar el hambre. Nuevas modas, nuevos espectáculos, desde el fútbol al rock pasando por la fórmula 1 han ido desplazando a esta salvajada histórica. Eso y la sensibilidad de muchas personas que ya no toleran estas muestras de barbarie. Quitando el caso de Cataluña, hay cerca de 80 localidades en el resto de España (lo leí en un reportaje periodístico) que han suprimido de sus programas de festejos los espectáculos taurinos porque no iba casi nadie. A los ayuntamientos no les resultaba nada positivo "desperdiciar" el dinero de esa manera. Y supongo que, a medida que pasen los años, serán muchas más las ciudades que prescindan de la "fiesta", por eso están los taurinos tan rebotados.Me imagino que las ejecuciones públicas de reos también fueron desapareciendo de las ciudades poco a poco, que no fue cosa de un día.
ResponderEliminarBuenos días, animosa y antitaurina redacción!