Lo mínimo que cabe esperar de una serie protagonizada por un tio muy listo que alardea de su inteligencia, es que sea al menos inteligente, o por lo menos coherente. No es este el caso de esta recreación del personaje de Conan Doyle, trasplantado al siglo XXI.
Se ve de una factura cara, como solo los ingleses saben hacerlo. Un montaje sensacional, mas cerca del videoclip que otra cosa, que no deja tiempo al aburrimiento. Dudamos que esto sea bueno, pues con este tipo de montajes esconden muchos fallos y trampas del guión. Con un buen montaje hasta la lectura de la guía telefónica parecería interesante. Una lección que por desgracia no han aprendido en España que confían demasiado en unos actores que no tienen el sufiente tiempo para preparse los papeles, y así nos sales las seríes, redichas y cansinas.
Pero toda la serie adolece de una falta de credibilidad, ya desde el principio al trasportar al dectective decimonoico al siglo XXI. Rodeados de todos los cachibaches modernos para apoyo de una trama increible de falta de credibilidad. Una serie como esta, en los tiempos de CSI, es absurda. Tal vez Holmes sea un tipo muy inteligente, pero todo el tinglado se cae a bajo si te preguntas como un tipo tan inteligente se dedica a una actividad tal vanal como descubrir asesinatos, sin ton ni son.
Y lo peor de todo es lo de Moriarty. Muerto Bin Laden, los genios del mal están en Wall Street no en Londres. Y no se dedica a hacer chantajes a princesas sadomasoquistas como insinua la serie. Pensar Kate Middleton tiene veleidades sadomasoquista y lesbianas ofenden a los ingleses y a la inteligencia del resto de los telespectadores mundiales.
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