A dos semanas escasas de las elecciones catalanas, el tema es candente incluso para el resto de la Península porque a nadie deja indiferente una comunidad autonómica cuyos dirigentes se empeñan en declarar la independencia, caigan chuzos de punta y contra la opinión de la mayoría.
Las encuestas dan por finiquitado al tripartito, algo normal si nos atenemos a su nefasta gestión, motivo por el cual ellos mismos se tiran bocados mutuamente.
Montilla (PSC), se empeña en ser el vencedor a toda costa, a pesar de que los sondeos no le son favorables en absoluto porque su totalitarismo es harto conocido y ha dejado mal sabor de boca.
Mas (CiU), se postula vencedor, queriendo ignorar, o mejor dicho, que se ignoren las corrupciones de su partido. Es el Rajoy catalán, vencido más de una vez, pero ahí, esperando "heredar".
Joan Puigcercós (ERC), el mafioso. Basa su programa en la independencia y también aspira al estrellato, confiando en los cuatro gatos histéricos que pretenden esto.
Alícia Sánchez-Camacho (PPC), la inútil integral cuyo partido nunca se ha comido un colín en Cataluña y ahora anda como loca copiando propuestas de Plataforma per Catalunya (PxC) porque sus asesores le han dicho que la gente apoya a dicho programa, harta ya de ser pisoteada y robada por los inmigrantes.
UPyD de Rosa Díez ni pincha ni corta. Nadie lo nombra en los foros ni en las estadísticas.
El Ciutadans de Albert Rivera lanza bocados aquí y allá, pero tampoco se posiciona. Un tipo que basa su propaganda en poner a sus seguidores en pelota picada como ya lo hizo él mismo hace cuatro años, sólo es un payaso de la política, como Rosa Díez al aparecer todos vestidos con monos color de rosa en su primera intervención pública.
Hay dos partidos independentistas que se sacan los ojos mutúamente aunque con disimulo:
Reagrupament, de Joan Carretero (Aunque la información dice que es ex-líder) y Solidaritat Catalana per la Indepèndencia, del bufón Joan Laporta, ex-presidente del Club de Fútbol Barcelona, perseguido por los socios por chorizo y mangante.
Como nota folclórica, algunos medios citan a CORI, partido de cachondeo y recochineo cuyo líder aparece disfrazado de Elvis Presley y su último fichaje, el transexual Carmen de Mairena, promete "follodromos" en su programa.
Un circo al completo en el que PxC no tiene cabida. Todos censuran a este partido porque saben que no actúa en el circo, que no es uno más de los mangantes y payasos de la política.
Las encuestas cocinadas lo ignoran a pesar de que algunos periódicos no han tenido más remedio que admitir -muy a su pesar-, que va a hacerse ver. Y mucho.
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Voy a ver....
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