Se buscan jóvenes apasionados por la tecnología, que no les importe traicionar las ideas políticas de sus padres, encantados en servir a jefes de los que no crean lo que dicen y que pongan el dinero antes de sus aspiraciones de justicia, libertad, democracia e igualdad.
La campaña electoral del 2008 que sentó a Barack Obama en la Casa Blanca fue solo un aperitivo de lo mucho que Internet puede influir en la carrera a la presidencia de Estados Unidos.
En el 2012 llega el menú principal con muchos platos distintos y una docena de comensales republicanos que quieren alcanzar a millones de votantes, como hizo el presidente hace cuatro años, a través de la Red, con sus páginas interactivas, sus presentaciones con mensajes exclusivos en YouTube, sus listados con millones de correos electrónicos para movilizar seguidores, buscar voluntarios y sacarles el dinero y sus enlaces en las redes sociales como Facebook o Twitter.
Los candidatos conservadores han comenzado a contratar a los diseñadores de páginas de Internet, a los ingenieros informáticos y a los técnicos en redes electrónicas y de comunicaciones con los que comparten su filosofía de vida.
Y también están dispuestos a subir a su autobús presidencial a aquellos mercenarios del ordenador con los que no comparten casi nada y que se han convertido en los empleados más buscados por los aspirantes a la Casa Blanca que a cambio de mucho dinero están seguros de que cambiarán de bando y les convenzerán de que el "green doesn't have a color" (que el dólar es incoloro) y vale lo mismo en una tienda demócrata o republicana.
Aquí, como en muchos lugares del mundo, existe la creencia de que la gran mayoría de los genios del Internet, tipos como Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, son liberales, progresistas y enamorados de Obama.
Desde el 2008 han pasado muchas cosas, entre ellas la victoria republicana en noviembre pasado, y los conservadores han aprendido mucho hasta reducir las grandes diferencias que hubo en las anteriores elecciones presidenciales.
La silenciosa Sarah Palin tiene tres millones de seguidores en Facebook y Twitter y sus varias páginas en la Red son consideradas de las mejores entre los posibles candidatos presienciales. Otros aspirantes como Mitt Romney o Donald Trump, que tienen mucho dinero propio para gastarse en tecnología, poseen ya equipos de docenas de programadores y especialistas tecnológicos a su servicio.
Para el 2012 queda claro que los medios tradicionales como los anuncios en televisión, los discursos políticos o el correo ordinario no garantizan que el mensaje llegue a las grandes audiencias y sea escuchado. Y que aquel político que quiere ser presidente tendrá que tomar un curso acelerado de informática porque la Red se ha convertido en el medio más rápido, barato y veloz para llegar a la Casa Blanca.
Anonimo
Un artículo muy interesane, el efimero reinado de los voluntarios como yo y otros que desinteresadamente intentan promover una libertad de expresión y una opinón verdaderamente libre, toca a su fin. Era un poder, el 5º poder que lo llamaban, que los verdaderamente poderosos no podían dejar de controlar.
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