jueves, 26 de enero de 2012

Los diputados, no se ganan el pan que se comen.



Congreso de diputados

Ni el asunto es nuevo, ni mucho menos es una originalidad española pero lo cierto es que ha vuelto al candelero con motivo de las últimas elecciones legislativas. Se trata de la compatibilidad entre los mandatos representativos locales y el escaño en las Cortes. Según datos oficiales que se han publicado, recientemente, el número de alcaldes, presidentes de diputación, diputados y concejales; No es que hayan bajado en esta legislatura, han subido de manera alarmante. De ahí que la media del nivel académico en el Congreso de Diputados sea la más baja de la UE. Si las esperanzas de muchos españoles pasan por que estos individuos, a los que la mayoría de los españoles han depositado su confianza y voto; en verdad, no lo tienen nada claro. Un diputado, un legislador, un señor que cobra más de cien mil euros; tiene que saber que el artículo 13 de la Constitución, por ejemplo, dice “………………………El apartado 2 del artículo 13 de la Constitución Española queda redactado como sigue:
"Solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el artículo 23, salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad, pueda establecerse por tratado o ley para el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales." El 90% no saben ni lo que es una disposición adicional. Esto, además de ser triste, va en perjuicio del progreso y desarrollo de España
¿Qué puede decirse a la vista de nuestra realidad? A su favor se esgrime siempre la experiencia de los cargos locales para influir en las tareas legislativas de los parlamentos y. también. los efectos positivos que su presencia en el seno de otras instituciones representativas puede tener. No son desde luego argumentos desdeñables máxime cuando la relevancia y el peso de las entidades locales disminuye, empujadas por la prevalencia de otros espacios que ostentan más poder, más competencias etc. No es malo que, a la hora de tramitar un proyecto de ley, el alcalde de un municipio pueda intervenir con sus saberes para modificar o corregir tal o cual enfoque. Sería una forma de asegurar la participación local en las esferas estatales, una preocupación constante a la que se trata de hacer frente desde diversos instrumentos legalmente previstos: así, por ejemplo, las Comisiones interadministrativas acogidas en la legislación de régimen local. O las Asociaciones de entes locales que hacen de “grupo de presión” frente a las iniciativas que legislan las Cámaras.
Estatua a Isabel II

Como digo, no son malos argumentos. Sin embargo, personalmente soy contrario a esta acumulación de mandatos por una razón bastante elemental: el trabajo del cargo local -cuando se ejerce con responsabilidad y sentido de la importancia de la cosa pública que se lleva entre manos- es lo suficientemente agobiante como para permitir excursiones -que puedan ser fecundas- en otros ámbitos públicos. Y lo mismo se puede decir del trabajo parlamentario, descompuesto en la actuación en varios frentes, el de las intervenciones en los plenos, en las comisiones, en la presentación de enmiendas, en la atención a los electores del distrito correspondiente, en el despacho de una correspondencia agobiante etc, etc.
Por mucha que sea la eficacia, la capacidad de trabajo, la destreza del alcalde o del diputado, su permanencia en la escena pública con las dos caras que se atribuyen al dios Jano no son garantía de seriedad ni de constancia productiva en el desempeño de sus funciones.
Para contraer una enfermedad coronaria, en cambio, sí puede ser muy eficaz. O para acabar pidiendo el ingreso en una casa de orates.
Ocupando -como ocupo en estos momentos- un escaño en el Parlamento europeo, no puedo ni imaginar lo que sería tener que atender una alcaldía o una concejalía cuando vuelvo los fines de semana a España. Sin embargo, conozco algún diputado europeo que es a la vez cargo local pero nunca ha sabido responderme satisfactoriamente cómo puede afrontar las dos responsabilidades, máxime cuando se ejercen en escenarios geográficos tan diferenciados. No me encaja eso de "hay que apretarse el cinturón......." sin duda, pero por culpa de se ineficacia.
"Todos los españoles estarán obligados a trabajar sin exclusión: el nuevo Estado no puede sostener ciudadanos parásitos."
F.F.B. (1937). Cada vez se consolida más la frase

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