Urdangarín ha sido por fin expulsado de Telefónica, con la añagaza de que ha pedido una excedencia. La verdad es que la presión pública ejercida en las redes sociales y en miles de bajas de esa compañia de por lo demás pésimo servicio. Ha convencido a los insensibles prebostes de que es mejor alejarlo de esa compañía.
Nos congratula que la fuerza del quinto poder haya conseguido esta pequeña victoria de la justicia popular y nos anima a continuar con nuestra labor de denuncia. Hay que recordar que todavía la Infanta conserva su empleo en La Caixa, y para mas inri, en la labor social. La labor social de llevarselo crudo.
También continua el drama de la estafa de las obligaciones preferentes sin que ningún responsable haya declarado todavía ante los jueces, y escamoteandose las explicaciones en los diversos parlamentos donde se han presentado iniciativas. Mientras se detiene a los sindicalistas de Gordillo por la ocupación simbólica de una sucursal bancaria. Y ayer mismo una mujer se prendio fuego a lo bonzo en otra sucursal en el barrio del Guinardo, la prensa se ha apresurado a decir que tenía problemas psiquiatricos si mas confirmación. ¿No habrá sido una de las víctimas de las preferentes y se calla todo?
Se impone el boicot a los bancos implicados en esta estafa masiva.
No creo que la infanta Cristina le venga muy bien en estos momentos a La Caixa.
ResponderEliminarEn cuanto a las preferentes, han colocado preferentes todas las entidades bancarias y no sólo preferentes de su banco sino preferentes de grandes empresas.
Algunos han hecho el canje sin perjudicar tanto al cliente y no salen en prensa, pero perjudicados económicamente, engañados y asustados ha habido en todas las entidades.
Lo de la señora que se ha quemado a lo bonzo, si no estaba bien y le han hecho una jugarreta de ese tipo, ha podido ser lo que le faltaba.
Es increíble que una compañía tenga de empleado de lujo a una persona como esa con tan mala reputación. Porque al margen de la responsabilidad penal o no que pudiera haber, la imagen de Urda es fatal. Y la de su mujer, idem de lo mismo. El daño para los accionistas de las compañías que acogen a gente así es enorme. España es increíble.
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